El peor ataque de la historia a la clase trabajadora

Estamos comenzando a vivir el peor ataque a los derechos y libertades de la clase trabajadora de la historia. La extrema derecha, ultranacionalista, xenófoba, negacionista e insolidaria, juega a la división entre pueblos para poder aplicar sus planes de desmantelamiento del sector público, país a país, bajo la excusa de la ineficiencia y el parasitarismo de los funcionarios.

Las puntas de lanza de este nuevo paradigma que amenaza con extenderse, las encontramos en Argentina y Estados Unidos.

En Argentina, Javier Milei ha alcanzado la Casa Rosada al erigirse como el adalid de «la casta» que lleva décadas gobernando en Argentina. Sus propuestas pasan por dolarizar la economía, privatizar las empresas públicas del Estado y “dinamitar” el Banco Central. También ha lanzado ideas como la de permitir la compraventa de armas en Argentina y la venta de órganos. A su negacionismo del cambio climático se suma su lucha contra el aborto, las políticas de igualdad, o su voluntad de acabar con la educación pública, obligatoria y gratuita.

En Estados Unidos, Donald Trump ha sido elegido 47 presidente de los EEUU, tras el alejamiento del partido demócrata de la clase trabajadora estadounidense y la consecuente derrota de Kamala Harris. El discurso de Trump también es el de una ultraderecha disruptiva, pero durante la campaña ha sido el único candidato que ha hecho mención del principal problema de la clase trabajadora: los salarios y el coste de la vida, aunque las soluciones que propone son implantar una política arancelaria a las importaciones, desmantelar los servicios públicos despidiendo a funcionarios, reducir el Medicare, acabar con la inmigración (con deportaciones masivas e impidiendo nuevas entradas), y eliminando las «trabas» ambientales a la producción industrial y sector primario (extracción mediante Fracking).

A todo ello, cabe sumar su voluntad política de apoyar a Israel, despenalizando por ejemplo los delitos de los colonos israelís en Cisjordania; exigir un aumento del armamentismo a los países miembros de la OTAN, o el órdago lanzado a Panamá (por el control del Canal), a Dinamarca (a quien exige la venta de Groenlandia para taladrarla), o a Canadá y México, sus países vecinos con los que da por acabados los acuerdos de libre comercio que él mismo impulsó en su anterior mandato.

Ultranacionalismo, armamentismo, y destrucción del sector público en beneficio del sector privado. Son las «nuevas» recetas que en realidad son las viejas recetas del liberalismo económico más desacerbado.

Y en este marco político, Alemania va a celebrar elecciones este mes de febrero, en las que se prevé un aumento importante de la ultraderecha. En Francia, el enésimo gobierno Macrón es probablemente la última barrera antes de que empiece a gobernar la extrema derecha. En Italia, Hungria, Polonia, Austria….ya son demasiados los países que adoptan ese giro hacia el nacional-populismo de la ultraderecha.

Es en este contexto, y no otro, en el que los gobiernos de Pedro Sánchez y Salvador Illa deben moverse, en ambos casos con minorías parlamentarias que hacen necesaria la negociación con los que piensan diferente, y en ambos casos, con una oposición irresponsable:

En el caso del gobierno de Sánchez, una oposición de PP y VOX alineados con las políticas de Milei y Trump.

En el caso de Salvador Illa, una oposición no alineada con la ultraderecha, pero acomplejada y centrada solamente en sus intereses partidistas, y en no aparecer como los socios del gobierno socialista en Catalunya. A destacar, la negativa de ERC a pactar unos presupuestos para la Generalitat.

Son malos tiempos para la lírica, que diría el grupo de música de los 80 «Golpes Bajos». Son tiempos de confusión para la clase trabajadora, y es más necesario que nunca contextualizar la situación de ataque que estamos sufriendo en el mundo entero, para entender la necesidad de que la izquierda una sus fuerzas, aparque sus diferencias, y se legisle en pro de los intereses de la mayoría social.

Baltasar Santos

Primer Secretario PSC el Vendrell

Deja un comentario